Durante la pandemia se ha hecho evidente que hay que pensar en el diseño del hogar. La arquitectura incide en múltiples aspectos de la vida humana y por ello hoy queremos hablarte sobre la Neuroarquitectura. Una disciplina que aunque parece nueva, lleva décadas de estudios. Su función es crear espacios para la felicidad, el bienestar, la productividad y la calidad de vida.
Se calcula que los seres humanos pasan más del 90% de su tiempo dentro de edificios, por lo que construir espacios que mejoren el bienestar de las personas, incluidas sus viviendas, los centros de trabajo o los de ocio, entre otros es un tema importante. La neuroarquitectura es una disciplina que se interesa por cómo el entorno modifica la química cerebral, y por lo tanto las emociones, los pensamientos y las conductas de las personas.
La Neuroarquitectura es una ciencia medible
El interés de los arquitectos en lograr que la experiencia de los usuarios sea placentera y relajada se remonta a siglos atrás. Es importante no confundir una intuición en arquitectura, que podría hacer cualquier arquitecto experimentado y con buen criterio con la Neuroarquitectura. Esta última se basa en el estudio riguroso a partir del cual, en casos concretos, medidos y controlados, se pueden llegar a conclusiones para aplicar al diseño.
La neuroarquitectura traslada estas sensaciones a datos objetivos y medibles, que sirvan para entender mejor cómo los humanos nos sentimos en los espacios construidos desde un punto de vista científico.
No es nada nuevo que nuestro entorno influye en cómo descansamos, producimos y nos sentimos. Utilizar la ciencia para crear espacios más acordes a nuestras necesidades puede ayudar a optimizar nuestras viviendas y otros espacios.
Para hacerlo, los neuroarquitectos cuentan con herramientas médicas, pero también con innovaciones tecnológicas. Es posible medir la actividad cerebral de las personas cuando están interactuando con un espacio construido. Es decir, cuando están tocando sus materiales, observando sus espacios o sintiendo su temperatura. Si se combinan con otras mediciones, como por ejemplo la frecuencia cardíaca, puede registrarse cómo van cambiando sus niveles de estrés o de ansiedad.
Si bien hay que atender los criterios emocionales de las personas que usarán esos espacios, tampoco hay que olvidar otros aspectos funcionales, higiénicos o de movilidad que requiera el lugar.
La naturaleza como parte de la neuroarquitectura
En los últimos años, la neuroarquitectura ha estudiado la importancia de la naturaleza y los espacios exteriores para el correcto funcionamiento del cerebro. La naturaleza le da al cerebro la posibilidad de desconectar y recargarse. Estudios de diferentes campos han analizado cómo el contacto con la naturaleza mejora nuestra salud. Por ello los elementos naturales son tan importantes en cualquier construcción.
La realidad aumentada como herramienta
Otra tecnología que promete estar cada vez más presente, tanto en la arquitectura en general como en la neuroarquitectura en particular, es la realidad virtual. Con ella es posible situar a una persona en entornos de cualquier tipo para analizar sus emociones y cómo su organismo reacciona ante las construcciones.
Comprender cómo funciona el cerebro humano en la percepción y la navegación por el espacio nos permitirá incluir estrategias de diseño que van más allá de la necesidad de funcionalidad, confort y rentabilidad. Además la inversión es la misma ya que lo que varía es la concepción y funcionalidad de los espacio
Es fundamental lograr las mejores sinergias entre los factores humanos y estructurales de las edificaciones para construir espacios eficientes y felices. Identificar las sensaciones y emociones que buscas en tu proyecto es primordial. Elegir un equipo de profesionales como Marmoles Everstone, hará que tus espacios integren aspectos de gran importancia. Contáctanos y haz realidad tus proyectos.
